«Por suerte, aparte de la orquesta y el elenco empastados, tenemos al inmenso Coro del Teatro Real-Intermezzo, para regalarnos un momento que pasará a la historia. Al final del tercer acto llega el momento esperado. El Va pensiero. Y aquí se contiene la respiración, no se pestañea, se ponen todos los sentidos para no perderse nada de ese momento. ¡Y como suena! Emociona más allá de lo imaginado. Brotan lágrimas en el público y en alguno de los integrantes del Coro. No es para menos. La ovación es tal que se ven obligados a bisar. Una vez más el Coro reafirmándose como uno de los mejores del mundo.»